viernes, 4 de junio de 2010

MUSEO BELLAS ARTES DE SEVILLA

El Museo de Bellas Artes de Sevilla es el más importante museo de arte de Andalucía, considerado el segundo más importante de España, al menos en lo referente a pintura de autores nacionales.

Instituido en septiembre del año 1835, fue inaugurado oficialmente en 1841. Se ubica en la llamada Plaza del Museo, que está presidida por una escultura dedicada a Bartolomé Esteban Murillo. Es un museo fundamental para conocer tanto la pintura barroca sevillana, especialmente de Zurbarán, Murillo y Valdés Leal, como la pintura andaluza del siglo XIX.[1]


El edificio que en la actualidad alberga el Museo se construyó en un principio como convento para la Orden de la Merced Calzada de la Asunción, fundada por san Pedro Nolasco en época de Fernando III. Este rey, tras la reconquista de la ciudad, cedió unas tierras con la finalidad de levantar el edificio conventual, que por la época de su construcción era de estilo mudéjar.
Pasillo en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Tras unas remodelaciones promovidas en el siglo XVII por Fray Alonso de Monroy (General de la Orden desde 1602) y ejecutadas por el arquitecto y escultor Juan de Oviedo y de la Bandera a partir de 1603, se comienza el edificio que actualmente contemplamos, después de derribar el antiguo Convento que ocupaba el solar, terminándose la obra principal en 1612, si bien la obra no concluyó definitivamente hasta 50 años más tarde, resultando de ello un edificio de estilo manierista andaluz, del que es uno de sus principales referentes.

En 1625, el dramaturgo Tirso de Molina, perteneciente a la Orden de la Merced, fue desterrado de Madrid a Sevilla por dictamen de la Junta de Reformación, residiendo en este antiguo Convento de la Merced.

La Orden que ocupaba el edificio fue expulsada en 1835, tras la desamortización de Mendizábal.

En 1839 pasó a ser museo. Desde esa fecha ha sido modificado estructuralmente en tres ocasiones: en primer lugar, entre 1868 y 1898 en que se restauraron las arquerías y muros del piso primero, el solado de los claustros y alicatado con azulejos de otros conventos desamortizados; por segunda vez se retocó entre 1942 y 1945. En esta ocasión se actuó sobre la antigua sacristía,que pasó a convertirse en el patio de las Conchas y sobre la fachada principal, que cambió de lugar, cerrándose la portada barroca por la que se accedía anteriormente.

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